Durante muchos meses hemos sido testigos de cómo las empresas tecnológicas tienen que ir transformando su modelo de negocios para adaptarse a lo que parece ser lo que la sociedad demanda cada día más: aplicaciones totalmente gratuitas.
Un ejemplo claro sería WhatsApp: «aplicación de mensajería móvil multiplataforma que sustituye a los SMS y funciona a través del plan de datos de Internet existente en nuestro dispositivo». Éstas son las palabras literales que utilizan en su página web para definir el producto. WhatsApp está disponible para infinidad de teléfonos inteligentes, y siempre sin coste adicional.
¿Pero es gratis, o no? Depende del terminal, depende del día, depende, siempre depende. La mayoría de los usuarios de WhatsApp nunca han pagado por el servicio. Sin embargo, algunos terminales como el iPhone obligan a un pago menor de un euro para descargar la aplicación, aunque hay temporadas ―ahora estamos en una de ellas― en las que la descarga es gratuita.
Entonces… ¿de qué viven estas empresas?
Parece evidente que cada día crece aún más la necesidad del usuario de mantenerse conectado. Es en esta zona de juego donde WhatsApp ha barrido a sus competidores, quedándose como única protagonista y provocando la desaparición, una tras otra, de las compañías rivales, en una ecuación tras la que quedará la que más aguante. Pero… ¿hasta cuándo podrá sobrevivir si no cobra nada? Solo hasta el día en que los fondos de inversión decidan que ha llegado la hora de hacer caja y comprueben que no encuentran comprador, algo que ahora mismo no parece que pueda ocurrir. ¿O sí?
Si yo hubiera invertido en WhatsApp tendría mucho miedo. Desde que hace pocas semanas Google adquirió el servicio de mensajería instantánea Meebo, no podría pegar ojo. No solo les ha costado muy poco dinero ―cerca de 80 millones de euros, mucho menos de lo que habrían tenido que desembolsar por la compra de WhatsApp, para la que los analistas independientes han estimado un valor que ronda los 1.000 millones de euros―, sino que además Google ha mostrado claramente la intención de utilizar todo el talento de la compañía ―y tienen mucho― para que le ayude en sus dos productos clave: GTalk y Google+.
De este modo, en unos pocos meses, si lo hacen como ellos saben, podremos tener en nuestro teléfono Android un producto muy atractivo que seguramente hará que muchos usuarios inicien la emigración desde WhatsApp a la plataforma de Google. Será entonces cuando todos empecemos a pagar el peaje.