Se acerca un otoño caliente. Aunque, para ser sincero, hace muchos años que no vivimos un otoño frío, como en mi niñez, ni en lo social ni en lo político. Sin embargo, parece que éste va a ser algo diferente. Para empezar, se han lanzado las elecciones autonómicas gallegas y del País Vasco.
Los candidatos ya están usando Twitter y otras redes sociales para cambiar el enfoque del debate público, utilizar su poder social para influir en los comentarios diarios, y quizás lo que es más importante, filtrar su mensaje fuera de los tradicionales canales mediáticos, como los periódicos y la televisión.
Con el tiempo, en todas las áreas donde las empresas, marcas y usuarios han profundizado en el manejo de Twitter se ha podido ver que los mensajes llegan a sus consumidores y, de una forma realmente económica, no solo se puede difundir un mensaje a miles de personas, sino que también se puede responder a sus inquietudes de forma rápida y eficaz.
En Estados Unidos el presidente Barack Obama se juega en noviembre su futuro político y el de su partido. Desde hace años tiene claro dónde debe enfocarse: en seguir trabajando sus redes sociales. En la actualidad tiene cerca de 20 millones de seguidores en Twitter, muy superior en músculo a los poco más de 1 millón de simpatizantes de su competidor Romney y, sin embargo, los tweets de Romney se comparten mucho más y son retiuteados más frecuentemente que los del actual presidente. En otras palabras, sus seguidores son más activos, se encuentran más sensibilizados con su mensaje y, en definitiva, quieren hacer campaña.
Uno de los principales problemas es quién tuitea desde la cuenta del político. En muchos casos se acusa al presidente Obama de no ser él quien habla desde @BarackObama, y es normal que el gabinete de comunicación tenga esa misión. Pero si personalizas la cuenta en ti mismo has de preguntarte cuántos tuit puedes dejar contestar a un tercero hasta que tus seguidores se sientan abandonados.
Parece que, al menos hasta ahora, una mayor actividad digital no se traduce necesariamente en más votos. Sin embargo, los candidatos que más rápidamente han entendido el poder de esta nueva herramienta han mantenido un contacto más cercano con la sociedad, algo que todos los especialistas indican que resulta fundamental para ganar una campaña.
Mario Conde ―@mariocondeconde― acaba de mostrar su intención de presentarse a las elecciones gallegas. Ya le arropan cerca de 72.000 seguidores en twitter. Por su parte, a Pachi Vázquez ―@pachivazquez―, secretario general del PSdeG-PSOE, poco más de 2.500.
No sé ustedes, pero después de un buen rato analizando las cuentas personales de Twitter de los candidatos a las elecciones gallegas y vascas creo que la mayoría de los candidatos dan más importancia a modelos pasados de promoción que al futuro que demanda esta sociedad.