Recuerdo aquella tarde. Nadie me creyó cuando comentaba que llegaría el día en que los ordenadores se comprarían en un gran centro comercial. No era una premonición. Se trataba de algo que estaba cansado de ver en otros países, y era cuestión de meses que llegara a España. Aquello de ir a una tienda especializada se iba a terminar. Nada más sencillo que leer un catálogo, comparar el precio y optar por la mejor opción.
No habría posibilidad de personalizarlo, ni siquiera de incluir nuevos elementos básicos. Simplemente se cogería la caja y se pagaría. Llevábamos años haciendo lo mismo con las televisiones o con las lavadoras, incluso con los vehículos, una de nuestras compras más deseadas… Este último es un sector económico que cuenta con un mínimo porcentaje de compradores que quieren hacer único su vehículo, ya que, en una gran proporción, terminan llevándose el que está en la exposición por el que hacen una oferta económica imposible de rechazar.
Hace algunos años tampoco nadie entendía la necesidad de personalizar una lavadora. Por este motivo resulta normal que ocurriera lo mismo, tarde o temprano, con nuestros ordenadores: a la hora de la fabricación el fabricante se ahorra tener que estar pendiente de los diferentes artilugios que tiene que incorporar en cada pedido. Sin embargo, en una sociedad en la que parece que el «háztelo tu mismo» triunfa cada día más, me pregunto si no sería más inteligente por parte de los fabricantes hacernos llegar los equipos informáticos en varias cajas para que podamos no solo personalizar nuestro nuevo PC, sino también montar nuestro propio equipo.
No estoy seguro de que esto sea una buena idea ―no es lo mismo montar un ordenador que una cama de IKEA―, pero Fujitsu lo piensa así. El fabricante japonés ha decidido que quien quiera podrá fabricar su propio ordenador, eso sí, bajo la supervisión de su equipo técnico y revisado a conciencia en sus plantas para, de ese modo, poder entregar su garantía de tres años de la misma manera que si el ordenador hubiera sido ensamblado por sus operarios en su totalidad.
Puede que sea solo una forma de acercar la marca a sus compatriotas, o que se trate únicamente de una prueba piloto sobre una nueva forma de adquirir tecnología sin necesidad de contar con las cadenas de montaje especializadas. Pero lo cierto es que un ordenador más IKEA, como los talleres mecánicos donde te cambias tú solo el aceite, las pastillas del freno o el motor entero, podrá estar al alcance de todos.
Bienvenidos a la república independiente de tu casa. Bienvenidos al «háztelo tú mismo».